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miércoles, 7 de agosto de 2013

Historia de Tren

Curiosa y fugaz reflexión que se me pasó por la cabeza un viernes de camino a la academia. ¿El escenario? Un transporte público; reflejo y resumen de la sociedad. (como gran hermano pero con gente más fea y un poco más lista. Solo un poco.)

“Hoy viernes, como todos los viernes, he cogido rodalies de renfe dirección Martorell para ir hasta Plaça Catalunya desde donde, andando, iré hacia el Taller de Músics donde curso mis estudios.
Todo aquel que haya cogido rodalies de renfe sabrá que cada vagón se distribuye en “packs” de cuatro asientos, por así decirlo: dos enfocados hacia la dirección que va el tren y otros dos en dirección opuesta. Para mi suerte, uno de esos “packs” está totalmente vacío, así que me instalo en uno de los asientos y me deshago de todo lo que llevo encima; mochila con guitarra, libros y chupa, y a estudiar. Al llegar a la siguiente parada, Sabadell Centre, sube un número considerable de personas: estudiantes de la Universidad, gente que va a trabajar, madres con sus hijos. Todos, probablemente, de nacionalidad española (la misma que la mía). Yo, muy educadamente, hago un poco de sitio pues mis cosas ocupan algo de los asientos que me rodean. Ninguno de los que se ha subido al vagón se ha sentado a mi lado. En la siguiente parada, Sabadell Sud, pasa exactamente lo mismo: hacer sitio, se suben muchos, ninguno se sienta a mi lado. Este proceso se repite en cada parada, exactamente igual, a excepción de Cerdanyola del Vallés, donde esta vez también se han subido un par de agentes de seguridad que te miran con cara de hacerte un favor (y eso que su sueldo lo pagan mis impuestos). Tantas veces se repite este proceso que al llegar a Montcada i Reixac Santamaría todos los “packs” de asientos están llenos o casi llenos de gente (personas incluso de pie) y mi “pack” está completamente vacío (a excepción de mi asiento, claro).
Entonces empiezo a pensar:
-¿Por qué ninguna de esta gente se sienta a mi lado?
Cabe decir que mi aseo es diario y hecho concienzudamente xD
A priori pienso que se conocen y por esa razón se sientan juntos. El caso es que ninguna de esas personas habla. Me paro a pensar, poco, y encuentro la respuesta: voy con atuendo heavy. No es algo a lo que no esté acostumbrado, ni tampoco algo que me moleste, simplemente me sorprende. El caso es que al llegar a Torre del Baró se abren las puertas y un inmigrante sube y sin pensárselo dos veces se sienta enfrente mío (al fin!). Una extraña sensación reconfortante a la par que familiar recorre mi cuerpo. Me lo quedo mirando. Sonrío.”

Tal vez él y yo no seamos tan diferentes (ni los españoles tan iguales).



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